06 diciembre 2017

Entrevista con Hugo Batenburg

1ª parte: 

WINKIE:  ¿Dónde comienza tu afición por la colombofilia?

BATENBURG:  Mi padre era colombófilo y crecí entre palomas. También lo era mi abuelo. Con doce años empecé a competir con 3 palomas que mi padre me dio. Realmente, es que crecí con aves.

 

WINKIE:  ¿Cómo recuerdas tus principios en la colombofilia?

BATENBURG:  Al principio estaba mucho en el palomar, no en las carreras. Estaba siempre limpiando, con 12 años, hacía el nido de las palomas, y espera a que pusiesen los huevos y una vez tenían pichones y había pasado ya 30 días, me los llevaba en una cesta en mi bicicleta 2, 3 o 5 km y los soltaba y entrenaba. Se convirtió en mi pasatiempo principal. Ocupaba todo mi tiempo con entrenándolas. Yo era cartero y durante 25 años esa ha sido mi profesión. Me permitió dedicarme a las palomas porque trabaja muy temprano y al mediodía estaba libre para mis aves. Luego decidí, una vez que gané muchas competiciones y cuando desde China se empezaron a interesar por mis aves, dedicarme 100% al negocio junto con mi mujer Anita. Ella me ha apoyado cada día y, también, viene de familia con tradición colombófila. Ella ha cuidado las palomas, durante las mañanas, todos los años que yo trabajé como cartero. Ella se encargaba de darles de comer, de soltarlas para entrenar y, hoy día, lo hacemos conjuntamente.

 

WINKIE:  ¿Has tenido algún colombófilo cómo referencia?

BATENBURG:  Mi padre y mi abuelo.

 

WINKIE:  ¿Qué palomas son más abundantes en tu palomar de cría, las naturales de tu zona y línea de vuelo, las importadas de otras zonas o incluso del extranjero, o una mezcla de ambas?

BATENBURG:  Tengo una mezcla de todo. Compro grandes palomas de fuera, que han sido campeonas en internacionales como Barcelona, es el caso de New Laureaat o Special One. Los cruzo con palomas de mi zona o de otros colombófilos que veo que también tienen buenos resultados y utilizo mis mejores corredores de la temporada.

 

WINKIE:  ¿Cómo procedes a la hora de seleccionar a los reproductores?

BATENBURG:  Buenos resultados primero con los yearlings a los que someto dos años consecutivos a las competiciones y, si superan con buenos resultados las 5 primeras carreras internacionales, los mando a Barcelona y Perpiñán, y si tras las 7 carreras hay un súper resultado, pasan al equipo de reproductores. Les doy tres años para reproducir. Pasado ese tiempo, sino dan buenos pichones y aves jóvenes, los saco del palomar de cría. Además, tengo en mi posesión algunas de las top aves en carreras internacionales como la de Barcelona. Las cruzo con las mejores palomas que tengo para competir y se trata de probar y probar pero, con buena materia prima, es más fácil que los pichones sean de muy buena calidad.

 

WINKIE:  Cuéntanos algo acerca de tus instalaciones.

BATENBURG:  Mi palomar es como una granja. Tengo cinco casilleros individuales para los ganadores internacionales que ahora son mi top reproductores como es el caso del New Laureaat o Special One y están en un lugar aparte. Además, dispongo de 24 parejas de reproductores que viven juntos. Después, tengo mi equipo de palomas de competición, unas 100 parejas incluyendo los yearlings, en total son 200 aves. Asimismo, dispongo de 120 yearlings y 80 aves adultas. Todos vienen de los reproductores. Y para finalizar 150 aves jóvenes pero solo para entrenar, hasta los 400 km.

 

WINKIE:  ¿Qué sistemas de entrenamiento y competición sueles emplear?

BATENBURG:  Desde septiembre a febrero no salen del palomar, sólo en el aviario porque hay muchos halcones y pueden ser abatidos por éstos. A finales de febrero les dejo volar unos 5 o 10 minutos al día y, desde marzo, cada día las entreno 1 hora alrededor del palomar. La temporada de competición empieza, en Países Bajos, el primer fin de semana de abril. Y entonces empiezo con las aves de medio fondo cada fin de semana, pero los resultados no son muy buenos porque son palomas de maratón, no de media distancia. Y entonces, cuando llega la primera carrera internacional, Pau, a mitad de julio, les dejo 2 semanas de descanso y les mando a competir, los 1.000 km y de ahí en adelante con las otras seis carreras internacionales que son:  Bourdeaux/Agen (888 km), Barcelona (1.165 km), St. Vincent, Marseille, Narbonne y Perpignan. 

 

WINKIE:  ¿Cuál es la modalidad de concurso que te ha reportado mayores premios?

BATENBURG:  Sólo compito en las 7 grandes carreras internacionales. Es el gran gran fondo y maratón. Desde mitad de julio hasta el primer fin de semana de agosto tienen lugar estas siete competiciones.Todos los años corro con mis yearlings en Agen y Narbonne. Las aves de dos años van a competir Pau y después las separo en dos grupos, unas van a St. Vincent y otras a Marseille (la mitad a una carrera y la otra mitad a otra) y mayores de dos años a Barcelona y Perpignan. Es una selección muy severa porque pierdo a la mitad del equipo.

 

WINKIE:  ¿Te consideras un especialista en alguna distancia?

BATENBURG:  Sí, en el gran gran fondo y el maratón.

 

WINKIE:  ¿Empleas la consanguinidad o eres más partidario de cruces abiertos?

BATENBURG:  Sí, utilizo la consanguinidad para los reproductores, para vender en subastas pero no para mi equipo de corredores.

 

WINKIE:  ¿Tienes preferencia por alguna línea o líneas de palomas?

BATENBURG:  No me fijo en la línea, sino en los resultados. Pero sí que es cierto que tengo los orígenes en las palomas de mi padre, la familia de Witbuik.

 

WINKIE:  ¿En qué casos utilizas la consanguinidad? 

BATENBURG:  Solo para mi equipo de reproductores y para vender en algunas subastas.

 

WINKIE:  ¿Qué metodología empleas en los pichones desde que nacen hasta que están preparados para competir? 

BATENBURG:  En enero /febrero tengo a mis pichones, los dejo jugar en el jardín de mi casa hasta principios de mayo y a finales de mes empiezo con pequeños entrenamientos. Con el coche 1 km, 2 km, 10 km, 20 km. En agosto empiezan las competiciones para ellos, los llevo cada semana al club 100, 200, 300 km hasta los 400 km entrenan con el club. Compiten hasta 400 km y para mi es suficiente hasta el año siguiente.

 

WINKIE:  ¿Qué nivel de exigencia tienes para los yearlings? En términos de distancia, ¿qué lejos sueles llegar con ellos? 

BATENBURG:  Los dejó volar la media distancia a mitad de agosto y tras estas competiciones les dejo descansar durante dos semanas y van a Agen (888 km), y descansan hasta Narbonne, que son 963 km, y allí acaban.

 

WINKIE:  ¿Hay algún secreto para convertirse en un campeón en este deporte? 

BATENBURG:  No hay ningún secreto. Tienes que saber que posees palomas 365 días al año, no sólo cuando compites y, por tanto, hay que cuidar de ellas todo el tiempo. Son como mis bebés, hay que cuidarlos y darles atención.

 

WINKIE:  ¿Qué es esencial en un palomar?

BATENBURG:  El palomar como tal. Tiene que estar bien ventilado y, por supuesto, tener buenas palomas.

 

WINKIE:  ¿Cuáles crees que son las características imprescindibles para que una paloma llegue a ser campeona?

BATENBURG:  Que tenga un buen pedigrí, que veamos que sus antepasados lo hayan hecho bien, es lo más importante. Pero, además, debe tener una buena musculatura y buen plumaje.

 

WINKIE:  ¿Con qué alimentas a tus palomas?

BATENBURG:  En temporada de competición dos veces al día las alimento todo lo que quieran y en invierno solo 1 vez al día. Voy adaptando un poco la mixtura al tiempo, si es muda, competición, reproducción. Y siempre uso Beyers o Wonder Pigeon y también les doy, dos veces por semana, Belgavet.

 

WINKIE:  ¿Sigues algún programa sanitario a lo largo del año en tu palomar? ¿Con qué frecuencia acudes al veterinario?

BATENBURG:  Tengo un veterinario que es belga Piet Blancke, lo conocí en China hace 15 años y viene 3 veces al año a chequear a mis aves y yo voy a él otras 3 veces al año. Cuando creo que hay un problema con alguna paloma lo llamó y le comento y estamos siempre en contacto.

 

WINKIE:  ¿Qué requisitos debe tener una persona para poder triunfar como colombófilo?

BATENBURG:  Paciente y observador con sus palomas y no abarcar más aves de las que se pueden cuidar.

 

WINKIE:  A lo largo de tu trayectoria, ¿qué crees que ha cambiado en este deporte en los últimos años?

BATENBURG:  El deporte como tal en Países Bajos está decayendo. Pero si miras fuera como, por ejemplo en Rumanía, en Polonia, en China o Taiwán, está creciendo muy rápido. Y eso me hace feliz. Además, considero que la media distancia no es tan popular y la gente tiende más a la larga distancia. La razón es que para la corta distancia se necesita que mucha gente posea palomares cerca los unos de los otros. Pero, claro, cada vez hay menos colombófilos, entonces se hace más difícil competir en este tipo. Por ejemplo, aquí en mi pueblo, hace 20 años existían 50 colombófilos y ahora sólo somos 5. Para la larga distancia se amplia el número de competidores porque pueden ser de diferentes zonas, el margen es mayor.

 

WINKIE:  En cuanto a la colombofilia, ¿cuál es tu visión sobre el futuro de este deporte?

BATENBURG:  Creo que el futuro pasa por las carreras de larga distancia, que puede abarcar a más competidores.

 

WINKIE:  La afición por la colombofilia y la competición en España siempre ha estado muy arraigada, ¿qué noticias recibes sobre la colombofilia en España?

BATENBURG:  He leído a cerca de los derbys en Tenerife y el Costa del Sol. Me da la sensación de que irán creciendo este tipo de competiciones y es una buena opción para España.

 

WINKIE:  ¿Qué papel crees que One Loft Race juega como tipo de competición? 

BATENBURG:  No es mi tipo de competición pero creo que es bueno para España. Y es el futuro. Cuando no tienes espacio suficiente en tu palomar puedes siempre mandarlos a otro para que los entrenen y compitan. Y es una opción para las personas que quieren empezar en este deporte porque no necesitas una gran inversión al principio, no necesitas un palomar.

Batenburg junto a su paloma del cuarto de millón de euros, The Special One.    El ejemplar, The Special One.

Batenburg junto a su paloma del cuarto de millón de euros, The Special One.

Batenburg en su palomar de Klaaswaal, Países Bajos.    Hugo Batenburg en su palomar.

Batenburg en su palomar de Klaaswaal, Países Bajos.

Hugo Batenburg junto a su reproductor estrella, New Laureaat.    El ejemplar, New Laureaat.

Batenburg junto a su paloma New Laureaat.